En este 150 aniversario de la Comuna de París es importante la perspectiva bolivariana, revolucionaria, chavista y antiimperialista del proceso que se desarrolla en Venezuela. En esta patria, cuna del padre libertador se conmemoran los 238 años del nacimiento de Simón Bolívar y el 67 aniversario del nacimiento del comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías. Por esta razón es imperante transmitir el legado de Chávez, que a su vez abrevó de Bolívar, con relación a este importantísimo evento para las fuerzas que luchan por la construcción del socialismo.
Como es sabido, la Revolución bolivariana en Venezuela inicia en 1999 una vez que Hugo Chávez asume la presidencia de la República por vez primera, después de salir triunfante en las elecciones de diciembre de 1998. El proyecto revolucionario bolivariano comienza con una estrategia que comprende verdaderos cambios profundos para lograr, como decía el padre libertador, “la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo”. La política implementada por el comandante Chávez se basó en puntos fundamentales en lo que al aspecto político propiamente se refiere, pero también al social, al económico, al territorial y a la moral. Este corolario de directrices, principios y acciones construyen lo que el comandante Chávez definió como nuestro símbolo ideológico, nuestra figura ideológica, “el árbol de las tres raíces”.
Este árbol ideológico nuestro se nutre principalmente, aunque no únicamente, de los planteamientos teóricos y los ejemplos revolucionarios de lucha del padre libertador Simón Bolívar. También abrevan en las enseñanzas del gran maestro Simón Rodríguez y del General del pueblo soberano Ezequiel Zamora. Acaecida la desgracia que significó la partida física del comandante Hugo Chávez, el congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), después de intensos debates aprobó en plenaria y por unanimidad que al árbol ideológico se le agregase una cuarta raíz, lógicamente la del comandante Chávez. Pero, además, el planteamiento considera que esta cuarta raíz es una integración de todas las demás, por lo tanto, significa la síntesis dialéctica del pensamiento revolucionario venezolano. Sin embargo, como ya se planteó, el fundamento ideológico del proceso venezolano, representado en este árbol, se ha nutrido de otras experiencias, de otras enseñanzas y de otras teorías de diferentes partes del mundo. Es precisamente una de ellas, la Comuna de París, proceso histórico fundamental del que conmemoramos 150 años.
Es imposible negar que la Comuna de París dejó grandes enseñanzas para los revolucionarios del mundo. Sus experiencias fueron y serán fundamentales para las luchas posteriores y para todas las revoluciones venideras, que seguramente no serán pocas. Lo anterior ya ha quedado demostrado por el flujo histórico, puesto que las más grandes revoluciones que se dieron en el siglo XX, como es sabido e indiscutido, tuvieron como referencia la Comuna de París. En esta línea de pensamiento, es natural y dialéctico, que los bolivarianos y las bolivarianas de Venezuela, bajo la conducción del comandante eterno Hugo Chávez, hayan también bebido copiosamente de esas vastas e invaluables fuentes de experiencias.
Así pues, es una obligación moral e ideológica de los venezolanos y de todos los pueblos del mundo conmemorar y reivindicar siempre las raíces de sus luchas, sean estas surgidas de las entrañas de su misma nación o en diferentes partes del globo. Estas luchas nos hermanan como género y como clase proletaria. Es este bagaje histórico dialéctico el que fundamenta ese “de dónde” venimos, “qué es” lo que somos y que nos ha traído hasta acá. Son los procesos históricos que rompen paradigmas como la Comuna de París y otros, los que han permitido que la región latinoamericana y el mundo entero se encuentren en esta coyuntura. He aquí donde estriba la inmensurable importancia de la Comuna de Paris, en su relación indivisible con todos proyectos de liberación, de libertad y de soberanía; algo para no olvidar en este 150 aniversario.
El comandante Chávez, materializó excelsamente el bagaje ideológico que portaba (incluido el de los eventos de París) en la construcción de las comunas socialistas, como parte fundamental de la Revolución Bolivariana. Como parte inherente de la consolidación del poder popular y el autogobierno. Así se diseñó una verdadera Revolución democrática, protagónica y participativa. Chávez, además, inició la construcción de los consejos comunales en diferentes territorios, como el núcleo fundamental de esa nueva organización popular. Estos consejos conforman a su vez, de acuerdo con sus características geográficas y culturales, Consejos Comunales Unidos que trabajan de manera conjunta para formar una comuna.
Actualmente existen en el territorio nacional cientos de comunas. Estas representan la célula fundamental de la nueva organización popular. A su vez, la pluralidad de comunas unidas da origen a la “ciudad comunal”, que también ya existe en el país. Estas ciudades comunales fueron definidas por el comandante Chávez como “el nuevo tejido social de la nueva patria socialista que está en construcción”.
Esa es la idea fundamental de nuestra revolución y vamos dando pasos importantes en la consolidación de los consejos comunales y la comuna socialista y la articulación de estos para la formación de las ciudades comunales, y así, dar pasos importantes para radicalizar la revolución bolivariana en lo que al fortalecimiento del poder popular se refiere. Lo que queremos lograr es una verdadera democracia protagónica y participativa, llegar a tener un poder popular que pueda ejercer autogobierno para la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo. Desde Venezuela colocamos esta experiencia sobre la mesa, como se dice tradicionalmente, para que los demás pueblos del mundo la conozcan, la revisen y la asuman en los puntos en que cada realidad así lo permita.
Como se puede apreciar, en Venezuela se trabaja intensamente en todos los órdenes transformadores de la sociedad. Otro aspecto importante es lo que Chávez llamó la construcción de “un mundo multicéntrico y pluripolar”, por supuesto, con la intención de contrarrestar los intentos hegemónicos del imperialismo norteamericano y de sus aliados.
Por esta concepción internacionalista del proceso bolivariano, como es de dominio público, Venezuela y su pueblo han y seguirán pagando un alto precio. Sin embargo, en la Venezuela de Bolívar y Chávez nadie se rinde.
Existe la seguridad, la confianza y la determinación de que se seguirá avanzando en el camino que llevará irremediablemente a la victoria total. La patria venezolana, la patria grande latinoamericana, el mundo socialista y el internacionalismo proletario, al igual que la Comuna de París viven y vivirán, ¡hasta la victoria siempre!